Curiosidades de los años ’90. Gran burla al Correo con estampillas súper falsas y también atrevidas.
Artículo publicado en el periódico ”La voce d’Italia” en octubre de 1991 y entregado por nuestro colaborador y amigo Ignacio Martinello que está haciendo limpieza, en su casa, de la gran cantidad de artículos y revistas que ha ido acumulando por años.
“Nápoles: por un año tres jóvenes han despachado cartas con franqueos fabricados por ellos mismos.” Por Marina Cavalieri
La burla filatélica, el engaño formato carta, la estampilla creativa y personalizada no ha divertido al administrador del Correos. Es más, habrá una investigación para determinar las responsabilidades y una denuncia para los tres jóvenes napolitanos que desde más de un año enviaron cartas a los amigos aplicando como estampillas no las que se venden en los estancos, regularmente emitidos por el Correo, sino algunos de sus creativos inventos: pequeños cuadraditos, dentados, también de las mismas dimensiones de los oficiales, pero diseñados por ellos y con mensajes muy particulares. Por ejemplo: “Se ofrece un investigador hábil para el caso Ustica”, “Sí al empleo de la fuerza nuclear en Iraq y en Nápoles – Liga Lombarda”, “Bicentenario de la Camorra napolitana”, “No quemen su vida con las drogas: dedíquense a los asaltos” y mensaje de los últimos tiempos exasperados “Controlen mejor las estampillas: el falso podría ser este” o también: “No a la validación automática de las estampillas. También los falsificadores tienen un alma.”
Nada. Ni siquiera estas llamadas a los empleados postales tuvieron algún éxito en un año y medio. Recibió un regular matasello de correo también una estampilla con el lema: “Animales para salvar: la Cochina y abajo el retrato de Moana Pozzi, semidesnuda y en vez de Poste Italiane, Toste Italiane” que en su idioma es un juego de palabras. Ni siquiera esta forma atrevida tuvo algún efecto, las cartas, enviadas a todas partes del mundo, siempre fueron entregadas.
Al final los tres falsificadores tiraron la esponja y se rindieron. Se auto acusaron y contaron su vida frustrada de filatelistas clandestinos. En este momento el Correo reaccionó. El Ministerio enviará inspectores a Nápoles para las averiguaciones ya que quien evade la tasa postal se expone a la posibilidad de una denuncia por el delito de estafa al estado.
Ahora se presenta un problema: ¿Serán acusados de participación en reato también todos los carteros que entregaron las cartas sin percatarse de la burla? Ellos al final podrían ser los únicos responsables, al menos por lo que se deduce de las declaraciones de Carlino Grieco, director del Correo de Nápoles. ¿Cómo es posible que eso haya pasado? Es muy fácil. Hoy el desplazamiento de la correspondencia está completamente automatizado y se realiza en el centro de automatización, donde se aplican los matasellos. El cuerpo de verificadores hace las revisiones solo por muestras al azar. Una vez que llegan a la oficina de distribución las cartas y tarjetas postales son dirigidas a las oficinas periféricas sin ulteriores controles. Los carteros sí podrían haberse dado cuenta de la falsificación, pero se celebran tantas conmemoraciones…
“Lamentaríamos que fueran los carteros a tener problemas, a pesar que fuimos los únicos en celebrarlos en una estampillas, aunque ellos no lo notaron” dice Pierluca Sabatino, geómetra de 27 años que, conjuntamente a Maurizio di Fazio, de 28 años, él también geómetra y Lello Padiglione, estudiante de arquitectura de 25 años han ideado la “broma”.
Los tres jóvenes, amigos de toda la vida, viven en la misma urbanización y sonríen del hecho de haberse definido “Falsarios reunidos”, pero no temen de poder ser malentendidos.
Se defienden de las acusaciones: “Hemos empezado como un juego y no pensábamos se formaría semejante lío, aunque nos hubiera gustado ir al Mauizio Costanzo Show, pero solo en tono irónico. Naturalmente ahora lamentamos tener que dejar esta actividad porque de estampillas tenemos muchas, muy nuevas y muy lindas…
Pero la primera, como siempre, no se olvida nunca. Fue creada para “La Conmemoración de la ducha en el mundo”, enviada en la primavera del ’90. Para nosotros es como el centenario del rico Mac Pato. Estábamos en Roccaraso por las vacaciones de Semana Santa – cuenta Pierluca que tiene una agencia gráfica junto a Maurizio – la pegamos a una postal che enviamos a un amigo. Cuando nos hizo saber que le llegó la tarjeta y que le había gustado mucho la estampillas, decidimos de seguir”.
Como todo invento que se respete, todo nació de un detalle: la idea le vino a Lello que recortando la tirita de la sumadora se dio cuenta que tenía el mismo dentado que las estampillas. Cuando en la noche se encontró con los amigos, les propuso de realizar lo que hubiera sido una mitad broma y una mitad experimento. “Es verdad, también lo hicimos para adquirir protagonismo, lo admitimos, pero vemos tantos imbéciles salir en las primeras páginas de los periódicos.. “Pero dicen también que les interesa dar un manto de filosofía a la operación filatélica: hemos hechos bromas sobre los temas dolorosos de la realidad. ¿El agua está sucia? Celebrémosla. ¿Existe la Camorra? Celebremos esa también. Hemos querido exasperar la situación, invertir las tendencias.”
Pero después se cansaron. “Era desilusionante, al final pasaba todo, también las estampillas diseñadas directamente en el sobre, también la publicidad del “Tampax”, ya no nos divertíamos más.
Así decidimos poner un punto final. Ahora está circulando también estampillas con referencia judiciales: “Finalmente detenidos” dice uno de las últimas, con nuestras tres caras.
Deberían llegar en pocos días. Tienen miedo a una denuncia? “No, nos preocupa más el examen en la Universidad”. ¿Pero que querían obtener? “Un trabajo en el Poligráfico del Estado” contestan en coro, muy serios. “Sin embargo ahora un buen libro con nuestras estampillas nos parecería bien”, prometiendo entregar a la beneficencia los ingresos recabados.
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En otra fotocopia, también recibida del amigo Martinello, de una revista en español, hay un artículo parecido del cual extraemos una pequeña parte.
Pero, cansados de su juego, telefonearon al principal diario de la ciudad, “Il Mattino”, revelando la burla.
Los muchachos napolitanos se han declarado, incluso, dispuestos a resarcir al estado, pagando el dinero gastado en la broma. También intentan justificar su diversión, alegando que en “Italia se celebra todo, “cualquier tontería”, con una estampilla.
La primera estampilla falsificada estuvo dedicada a conmemorar la Ducha en el Mundo. Siguieron luego la Semana del Agua Pútrida y Fangosa, el Bicentenario de la Camorra, el Primer Salón del Coche Robado y la Jornada Mundial de los Alcohólicos, con un timbre de “Correos Alcohólicos”.
Los sellos superaron incluso las fronteras y uno de ellos estuvo dedicado a la “Estatua de la pubertad” de Nueva York.
Sin embargo, la jurisprudencia ha sido benigna en casos semejantes. En 1981, un tribunal de Bolonia absolvió con fórmula plena a Antonio Cesari, de 54 años, que había conmemorado con estampillas a su perro Olfa y a Sandro Pertini (un político)
En otro caso, un tribunal de Bellinzona (Suiza) condenó a una multa de diez francos a Chris Carpi, que amaba falsificar figuras de la política internacional, desde Reagan a la señora Thatcher.